sábado, 22 de octubre de 2011

Yo de ti

"Si vivir es un regalo y un presente,
mitad despierto, mitad dormido" - A. Calamaro

Renzo no se llama Renzo, pero la idea de llamarse Gonzalo no fue suya. Tiene 22 años, su color preferido es el verde. No come pastas, irónicamente la introduce en sus fosas. Vive solo, para desgracia suya, aunque él piensa que "todo bien". Estudia en una exclusiva universidad de la capital, y (sin que nadie sepa cómo), cursa el 9° ciclo de, (sin que nadie sepa por qué), psicología.

A veces de noche, muy tarde, hablamos por teléfono, recordando las cosas que hacíamos cuando creíamos que juntos éramos invencibles, cuando pensábamos que la vida no era más que una frase, un ideal que cabía en un zapato.

Recordamos también, las veinte mil vueltas que le dábamos al parque más cercano de dónde estuviésemos, (porque lo más divertido de estar con él, era siempre estar en un lugar diferente), o cuando fumábamos marihuana detrás de ese instituto e íbamos caminando muy alucinados, riéndonos en la cara de aquellos valientes que se atrevían a cruzarnos mientras nuestros pasos no iban en línea recta, esa línea recta que nuestras vidas no pudieron seguir.

Me dice que echa de menos esos días, (le creo), pero que no me echa de menos a mí, (también le creo), pienso mientras él habla, que algunas cosas sólo se disfrutan la primera vez, y que lo mejor de nuestros tiempos juntos, siempre van a ser tiempos lindos, no porque ocurrieron, si no porque no volvieron a ocurrir.

El exceso es una droga que no puedes controlar, mientras más presente... más te gusta.

Él tiene una novia, (es lo que ella cree). Pienso que si no lo conoces no lo puedes tener. Ellos pelean, en el fondo saben que hacer el amor luego de una pelea, es lo más delicioso que hay. Nunca le pedí que me cuente sus historias, pero tampoco le pedí que no lo hiciera mientras lo hacía. Era imposible no excitarme mientras me detallaba, la forma cómo la tocaba, y me siento culpable hoy, de haberlo deseado todas las veces, que de su boca salía todo ese veneno.

Jamás tuvimos una relación novia - novio, porque no hubiese sido lo que eramos, lo que somos ahora. A pesar de eso, estabamos seguros de que siempre íbamos a estar ahí, cada vez que él peleaba con Don César, su papá, y cada vez que mi mamá descubriera dónde guardaba las revistas pornográficas.

Compartimos y descubrimos más cosas de las que debimos descubrir a nuestra edad, cuando lo conocí yo no tenía más de 15. ¿No lo crees? Recuerdo ese día, hace 4 años, me llamaste y me pediste vernos, yo te busqué en ese lugar, nuestra intuición jamás fallaba. Apagamos los celulares y conversamos mucho, cuando llegaron las 12, nos abrazamos y nos dijimos "Feliz navidad".

Hago conciencia, analizo como es mi vida ahora, y trato de imaginarla junto a la tuya, existe una fuerza tan grande y tan importante que no lo permitió, existe un ser magnífico que procuró cuidarnos, personas como nosotros juntas producirían un cataclismo, quizás esa fuerza es Dios.

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