domingo, 5 de junio de 2011

MANPOWER


Mi primera entrevista fue hace a los 17 años...

Era el tiempo en que me valía un huevo conseguir empleo, estudiar, no depender. Mi madre me envió, cual encomienda al lugar, me dio la dirección "Toma, anda, creo que es un call center y diles que eres recomendada del señor César Gavidia". Como ella estaba más perdida que yo le pedí a un amigo que tiene auto que me lleve, cuando se lo pedí no hice explícito que necesitaba el auto,, de lo cual me arrepentí, porque llegada la hora se apareció solo, y encima le tuve que pagar el pasaje. Como yo ni sospechaba como llegar atiné a irme por la tan querida Av. J.P. bajamos en Camelias, estaba preparada para caminar largas cuadras hasta llegar al destino, media cuadra de la Av. llegue al lugar que coincidía con el número apuntado en mi papel.-Suerte chinita, te espero en el parque"

-Gracias, te llamo, no te vayas.


Cuando entré vi al recepcionista hablando por teléfono, no era mi intención interrumpir, veía chicas, muchas chicas entrando, saliendo, subiendo y bajando, algunas feas y otras más feas aún, todas estaban muy cool, jeans, zapatos de tacón alto, blusas con flores, con bobos y yo sentada como alguna de ellas con mis zapatos y pantalones de vestir negros, mi camisa blanca y mi pull over negro. Mi primera entrevista y, ¡no sabía el rubro de esa empresa! Me paré a ver los folletos pegados cual cuadros en la pared, leyendo todo lo que podía, tratando de descubrir si efectivamente como dijo mi madre era un call center, MANPOWER estaba impreso en todos los folletos en los lapiceros, en los post it, ese era el nombre del lugar ( =D ) quizás por los nervios comunes de la ocasión fue que no entendí ni mierda cada frase que leía en las paredes... yo seguía paseándome por las paredes, la gente seguía en movimiento por el lugar, yo no descubría que había ido a ganar, o a perder.


Pasaron casi 20 minutos, yo ya estaba sentada, rendida, aceptando que lo que iba a venir iba a ser totalmente vergonzozo...


-Señorita, buenas tardes.
-(Me acerco al recepcionista) Buenas tardes, vengo de parte del señor César...
-¿César qué?
-Mmmmm no recuerdo su apellido, pero vengo recomendada por él.
-Ok toma asiento, (me siguió viendo un rato más), esta es una empresa que recluta anfitrionas.
-¡Ah ok!


Obviamente me lo dijo ya que se percató, (como todos en el salón) que mi vestimenta era bastante desatinada, para una entrevista sobre ese tipo de empleo.


Entré, me senté, hablé con el señor José Ruiz, un hombre de unos 30 años, ojos jalados, un tipo bastante simpático, el cual me hizo bastantes preguntas, hablamos de la universidad sobre todo, me recomendó que postulara a una nacional, ya que le parecí una chica inteligente (sin duda alguna lo soy) me llevó a una de las computadoras, llené casi 4 hojas con varios datos de los cuales si los juntamos dejé hoja y media en blanco... me tomó una foto me la mostró y me dijo: ¿Qué tal? A lo que respondí ¡Ay que fea! Luego de eso y de una expresión facial tan horrible y a la vez comica que hice el sonrío y me dijo "No, eres naturalmente linda" No comenté nada, ya era mi jefe, no debía darle mucha confianza ni el a mí. Pero esa frase quedó en mi mente varios días. Estoy segura que si él no hubiese sido tan simpático como me pareció que lo era, lo más probable era que me desagradara tanto esa descripción que atinó a balbucear y que tuviese todas las ganas de guardarla en el cajón de los recuerdos y que quede ahí cubierta en polvo. Me mandaron a Tacna a recoger mi carnet de sanidad, llegué nuevamente a las 8 de la noche a Las Camelias, me dieron un sastre, unas hojas con información del producto que debía aprender de la A a la Z y otro carnet de la empresa; fui a la oficina de mi jefe, quien era un hombre bastante auténtico y bueno, por lo poco que lo conocí, en fin el debía firmar y sellar ese carnet nuevo: - Ayy Dessire Dessire, ¡qué cansado estoy! (me tomó de los hombros mientras caminaba detrás mío con la cabeza mirando al piso, como conduciéndome a algún lugar de su oficina donde se encontraban los implementos para hacer lo que ya mencioné. Me pareció lindo eso, me gustaba el chinito... era un chinito bastante simpático.
Llegué a mi casa, lo primero que hice fue informarle a mi madre que efectivamente no era un Call Center, sino una agencia de anfitrionas, que iba a trabajar a partir de ese fin de semana en Plaza Vea de Jesús María.

Demasiado fuerte andar con taco 9, diez horas diarias todo el fin de semana, los tres días... a la siguiente semana renuncié.

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